viernes, 11 de mayo de 2007

escala uno_uno/ aproximación

Quisiera contarles una historia. Desde que empezó la guerra de Irak, nos hemos venido despertando todas las mañanas con espeluznantes noticias que hablan de explosiones, atentados, asesinatos, torturas, cifras de personas muertas muy difíciles de imaginar y otras terribles lindezas. El ejercicio de leer, impasiblemente, esas noticias hace que el corazón parezca corcho y, a pesar de encogerse un poquito durante los escasos tres minutos que dedicas a leer aquello relativo a Irak, enseguida el músculo recupera el tono y avanza a ritmo hacia noticias más edificantes. Pero yo quisiera contarles una historia, una historia sobre las vidas cotidianas. La vida cotidiana, el día a día, del director de la biblioteca nacional de Irak, Saad Eskander, en su blog www.bl.uk/iraqdiary.html (ver también http://riverbendblog.blogspot.com/) da cuenta de cómo acontece la vida en Irak a escala uno_uno: la de una bibliotecaria que no puede ir a trabajar porque una bala perdida mató a su hija, la de otro funcionario secuestrado y de dos compañeros, uno suní, otro chií, que salen desesperados a buscarle por la ciudad y uno de ellos es brutalmente asesinado por la facción a la que no pertenece... Los problemas para recorrer, no ya pasear, Bagdad, distancias que le llevaban habitualmente cuatro minutos (de casa a la biblioteca) ahora son de veinticinco minutos (amén de sortear posibles atentados y secuestros); cruzar la calle, doscientos metros, para suplicar en el Ministerio de Cultura que les arreglen el generador eléctrico, treinta minutos. La vida de Saad Eskander no es ya tanto conseguir que la biblioteca vuelva a funcionar con sus escasos fondos (La institución perdió un 60% del material de archivo y el 90% de sus fondos de Libros Raros) sino sobrevivir y narrar en primera persona el horror, los malos días, las jornadas negras. Referenciar, hacer visibles, a las personas que mueren... día a día. También Nuha al Radi, autora de los Diarios de Bagdad, nos regaló su testimonio sobre la vida cotidiana en Irak durante los años de guerra y embargo. Su relato denuncia que las sanciones económicas impuestas a Irak tras la primera guerra del Golfo han costado la vida a millón y medio de personas durante los años noventa. Y la desolación, quién no entiende esta palabra para describir lo que deben sentir cada madre, cada hijo, cada hermano, cada padre cada día, del Irak ocupado. El envenenamiento de tierras y aguas por el uranio empleado en los bombardeos (y que provocarían una leucemia en la propia Nuha al Radi por la que murió en septiembre de 2004) escala uno_uno. Si los periódicos se prodigasen en mostrarnos la realidad a través de los ojos de sus protagonistas no habría guerras, no podríamos soportarlo. Es cuestión de escala.

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