lunes, 10 de diciembre de 2012

Ser turista en Córdoba


Yo también fui turista una vez en Córdoba. Durante tres años seguidos, 95-98, asistí con una mirada sorprendida y muy interesada en los detalles, al festival de los patios. De aquellas visitas conservo una importante colección de diapositivas, y una impronta en la forma de valorar los paisajes urbanos que me acompañó después en los ocho años de ejercicio profesional junto al paisajista Luis Vallejo.

En estos días de reconocimiento de los patios, al ser aceptada al fin la candidatura del festival en la Lista para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, he rastreado en mi memoria qué fue lo que más me impresionó en aquellos viajes iniciáticos por la ciudad, planito en mano, en busca de un recóndito paraíso.

En primer lugar la emoción de descubrir, en el paseo, una sucesión de espacios en la ciudad con una escala en armonía con la dimensión de sus edificios y de sus calles. La “educación del ojo” que dicen una buena amiga romana, sólo es posible si creces en una ciudad en la que la armonía está escrita en cada piedra.

También la capacidad para sorprender y no agotar, de la repetición casi invariable de la misma colección de elementos presentes en cada patio, muros encalados, macetas pintadas y flores rojas y blancas. Así lo tengo grabado en la memoria. Esta capacidad es muy importante, especialmente si consideramos que vivimos en una sociedad que se “actualiza” casi al minuto a través de las redes sociales. Los patios son siempre iguales a sí mismos, a su esencia, pero también siempre distintos. Este valor diferencial se lo aportan sus elementos vegetales, los grandes olvidados en los trabajos de catalogación de tipologías que se han realizado hasta la fecha.

Finalmente, el saber hacer de sus gentes. El estilo, la gracia, la capacidad para ordenar de un modo elegante tal cantidad de macetas y elementos, muchas veces en espacios con una escala mínima. Este “know how” que tanto se valora en las empresas de última generación, debería ser, en mi modesta opinión el eje fundamental de las propuestas que se aborden de ahora en adelante para la gestión sostenible de los patios. Si no queremos incurrir en la tentadora y cómoda sucesión de “decorados”, la gente deberá estar en el centro de toda política de gestión. Porque sin gente sabia en el “saber hacer” no habría habido, ni habrá, patios. 

miércoles, 11 de julio de 2012

está ocurriendo ahora



Cuando Martha Nussbaum analiza las causas de exclusión de un sistema básico de justicia llega a la conclusión de que se trata "simplemente" de que las preguntas que se plantean al realizar el contrato social, esto es, ¿quién firma el contrato social? y ¿a quién afecta dicho contrato?; se plantean habitualmente de forma combinada. Es decir, que quienes establecen y firman el contrato, lo hacen para sí mismos, sin tener en cuenta a las minorías a las que afecta.

Buscando el mayor bien para el mayor número (máxima del utilitarismo económico dominante), dejan fuera a quienes no tienen derecho al voto, a quienes no cotizan, a quienes la miseria priva de la capacidad para escapar de la ignorancia: migrantes, gitanos, madres y cuidadoras, niños, niñas, pobres, discapacitados... Cuando las instituciones entran en barrena, como está ocurriendo ahora en España, las minorías se van ensanchando y pronto alcanzarán a esa mayoría que, en teoría, era beneficiaria del contrato.

Nussbaum propone que estas cuestiones se resuelvan de forma independiente: ¿Quién firma el contrato? Sí, de acuerdo, políticos, empresarios, banqueros, funcionarios, trabajadores por cuenta ajena con un contrato digno; pero la respuesta a la segunda cuestión (¿A quién afecta dicho contrato?); no puede ser la misma, la respuesta tiene que ser necesariamente incluyente, suficientemente flexible, mínimamente decente.

Está ocurriendo ahora, mirábamos hacia delante pensando que era posible una sociedad mejor, y nos están construyendo una nueva sociedad sobre odres viejos, odres clasistas, casi feudales, una sociedad miserable, ignorante, que la basura asfixiará en su propio hedor mientras los que se arrogan la titularidad del contrato disfrutan de unos privilegios basados en el engaño, la mentira, el robo o, simplemente, la razón de nacimiento.    

lunes, 12 de marzo de 2012

Las Constituyentes

Asunción Cruañes Molina, Belén Landáburu, Soledad Becerril, Dolors Calvet Puig, Ana María Ruiz Tagle, Esther Tellado Alfonso, Nona Inés Vilariño Salgado, María Dolores Pelayo Duque, Carlota Bustelo, Virtudes Castro García, María Izquierdo Rojo, Rosina Lajo Pérez, Amalia Miranzo Martínez, Mercedes Moll de Miguel...

Son 14 de las 27 mujeres, diputadas y senadoras, que participaron en la primera legislatura de la actual democracia española, que se inició en 1977. Son “las constituyentes” porque trabajaron en la redacción de enmiendas, en la discusión, negociación y aprobación de cada uno de los artículos de la Constitución española.

Oliva Acosta, directora y productora, las ha reunido junto a otras políticas en activo en un documental vibrante, en un círculo que alimenta la conversación y el intercambio de impresiones y experiencias, de ayer y de hoy, y en el que los colores de los partidos quedan mágicamente suspendidos. “Las Constituyentes” está cosechando tantos premios como admiración y respeto por quienes hemos tenido la suerte de visionarla en presencia de su directora. Aplaudimos a Oliva Acosta, a su magnífico equipo, del que queremos resaltar el trabajo de Mª Luz Domínguez, montadora y Alicia Alemán, compositora, y también aplaudimos a estas mujeres hasta ahora invisibles, valientes, tan sabias, tan conscientes de sí mismas y de su labor en el congreso en cuanto mujeres. Su solidaridad y empatía, su cariño.

No dejen de verla, búsquenla, su voz, sus caras, sus manos, son un testimonio fundamental para comprender nuestra historia. La historia reciente de España también tiene madres y están aquí: www.lasconstituyentes.com

lunes, 5 de marzo de 2012

Intervenciones, guerras y el dilema de las manos sucias

Esta reflexión fue realizada en junio de 2011, a propósito de la intervención en Libia. Vuelve a estar vigente, ahora por Siria, pero en este caso por la "no intervención". Se trataba de una reflexión en torno al problema de "manos sucias" o "dilema moral": "Me encontré entonces ante un dilema moral, es decir, ante una situación que me obligaba a posicionarme a sabiendas de que debía escoger entre dos formas de actuar que eran incorrectas desde el punto de vista ético. Oponerse a la aplicación de la resolución, un planteamiento “pacifista” de oposición a cualquier uso de la violencia para la resolución de conflictos parecía en este caso insuficiente para evitar una masacre y apoyar la resolución suponía dar carta de legalidad a una intervención militar". Hoy, sigo considerando a la ONU única fuente de legalidad internacional. Por eso la guerra de Libia es legal, según el derecho internacional, legítima, según los principios de la solidaridad humanitaria. También plantea problemas, por supuesto, porque los estados que capitanean la intervención (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, OTAN) son los “sospechosos habituales”, como les denomina Ignacio Ramonet, implicados en intervenciones unilaterales que les impiden tener la mínima credibilidad. Texto completo aquí

jueves, 1 de marzo de 2012

Das sind die Gärten an die ich glaube:

Estas palabras tan bellamente enlazadas pertenecen a Rainer M. Rilke e inspiran este cuaderno.
Estos son los jardines en los que creo: Paisaje, Jardín, Patio, Arte, Ontología.
Aproximación a una ontología del patio: Paisajes cotidianos para comprender el siglo XXI, una comunicación presentada al VIII Congreso de la Asociación Andaluza de Filosofía celebrado en Málaga en septiembre de 2010 y ahora publicada en nº 26-27 de ALFA.