martes, 19 de febrero de 2013

A vueltas con la empatía


Mamá, sabes qué, para los alienígenas nosotras somos alienígenas.

La reflexión de Manuela (6 años) apunta alto en la conceptualización de la empatía, ponerse en la piel del otro, reconocer el espacio que le corresponde a ese “otro” por derecho propio.

La cuestión que quiero abordar aquí es si esos “otros”, los alienígenas que yo visualicé cuando escuché a Manuela, es decir, los “políticos” se sienten interpelados o no. Si son capaces de ponerse en la piel de las personas a quienes afecta, en muchos casos gravemente, cada decisión que toman.

“Las personas deben ser el centro del debate sobre el estado de la nación”, requiere un decálogo conjunto que varias ONG, Amnistía Internacional, Greenpeace e Intermón,  han enviado a toda la cámara baja para su consideración en el debate que se inicia mañana. Efectivamente, los políticos deben “hacerse cargo” de los problemas y poner todo su empeño en solucionarlos considerando a todas y cada una de las personas como un fin, y no como un medio.

Entiendo que esto es lo que se les requiere desde una manifestación, y no tanto que se “atrevan” a pisar el asfalto y gritar consignas de indignación. Un político debe estar atento a lo que ocurre en la calle, claro que sí, pero debería tomar cartas en el asunto mucho antes de que las manifestaciones sean un clamor “contra los políticos”.

Porque entonces hay aquí también ya una grave falta de empatía, una incapacidad para ponerse en la piel del alienígena, y eso es precisamente lo que puede dar al traste con la política, la política que necesitamos, urgentemente, para llegar a ser un país decente.