jueves, 18 de abril de 2013
Patios de Córdoba y genius loci
Es imposible medir el genius loci. Por eso quienes reclaman medidas "objetivas" para valorar los patios de Córdoba andan desencaminados. El "genio del lugar", el "espíritu", el "duende", es una emoción, un pellizco, una experiencia individual intransferible, una intuición. Sólo algunos patios de Córdoba transmiten parte de esta energía revitalizadora, muy ligada a la "autenticidad", a la "sinceridad", al "centro emocional fuerte" que se precisa para "crear" y "compartir".
El patio de Virginia Molina, que cuida y vive con tanto mimo y esmero toda su familia, forma parte de ese reducido y precioso grupo de "auténticos". A estos patios deberían dirigirse esencialmente los mimos y cuidados institucionales, pues en ellos reside la esperanza para la preservación de la fiesta.
Otros han elegido la senda de la mercantilización de un decorado. Y esto es inevitable, siempre lo ha sido en casos sensibles como este, cuando el turismo de números gordos y contundentes comienza a ser considerado como imprescindible fuente de financiación. No es triste, es la realidad. Por eso mantengo que los esfuerzos deben orientarse hacia la preservación y el cuidado de iniciativas que mantengan vivo el "genio del lugar", que puede cambiar, mutar y virar su "representación" en el tiempo, pero mantiene siempre su potente capacidad evocadora.
martes, 19 de febrero de 2013
A vueltas con la empatía
Mamá, sabes
qué, para los alienígenas nosotras somos alienígenas.
La reflexión de Manuela (6 años) apunta alto en la
conceptualización de la empatía, ponerse en la piel del otro, reconocer el
espacio que le corresponde a ese “otro” por derecho propio.
La cuestión que quiero abordar aquí es si esos
“otros”, los alienígenas que yo visualicé cuando escuché a Manuela, es decir,
los “políticos” se sienten interpelados o no. Si son capaces de ponerse en la
piel de las personas a quienes afecta, en muchos casos gravemente, cada
decisión que toman.
“Las personas deben ser el centro del debate sobre el
estado de la nación”, requiere un decálogo conjunto que varias ONG, Amnistía
Internacional, Greenpeace e Intermón,
han enviado a toda la cámara baja para su consideración en el debate que
se inicia mañana. Efectivamente, los políticos deben “hacerse cargo” de los
problemas y poner todo su empeño en solucionarlos considerando a todas y cada
una de las personas como un fin, y no como un medio.
Entiendo que esto es lo que se les requiere desde una
manifestación, y no tanto que se “atrevan” a pisar el asfalto y gritar
consignas de indignación. Un político debe estar atento a lo que ocurre en la
calle, claro que sí, pero debería tomar cartas en el asunto mucho antes de que
las manifestaciones sean un clamor “contra los políticos”.
Porque entonces hay aquí también ya una grave falta de
empatía, una incapacidad para ponerse en la piel del alienígena, y eso es
precisamente lo que puede dar al traste con la política, la política que
necesitamos, urgentemente, para llegar a ser un país decente.
lunes, 28 de enero de 2013
Posteconomía
Mientras a mi alrededor se escuchaba, y se olía, el
bullicio medieval, he leído el último libro del periodista Antonio Baños:
“Posteconomía: hacia un capitalismo feudal”, que viene a tratar algo así como
en qué se ha transformado la economía, “antes ciencia social”, cuando ha dejado
de tener entre sus objetivos (clásicos) conseguir el reparto más efectivo y
justo de unos bienes (escasos).
Baños considera que la posteconomía no es sino dogma,
pues no ofrece alternativas, o hipótesis. Ante la incertidumbre del momento
actual muestra un único camino, una única salida (austeridad, recortes), y eso
es lo que ha hecho que la economía deje de ser una ciencia (social) descriptiva
para pasar a ser prescriptiva, esto es, dogmática.
La Nueva Economía Medieval, que el autor describe con
acerado humor,
adolece, intencionadamente, de una dimensión moral,
que hará muy difícil la vida pacífica y digna entre las personas.
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