La ciudad, como espacio construido, es un lugar (pretendidamente) controlado, inmune, homogéneo, siempre igual a sí mismo, ajeno a los ritmos de la naturaleza, asexuado, sin misterio y erotismo. Un lugar que aspira a la pasividad, a la estaticidad, a la moralidad del pensamiento único. Para su gestión se utilizan lenguajes y códigos que bajo una pretendida neutralidad técnica y descriptiva son expresión de una geometría autoritaria que niega la existencia espacial a las minorías.
Pero la CIUDAD no es UNA, neutra, inmune, homogénea, MAYORÍA. La CIUDAD es MULTIPLICIDAD, de usos, conciencias, conexiones, interacciones, superposiciones de MINORÍAS.
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