jueves, 25 de noviembre de 2010

sobre violencias y derechos de las mujeres en las ciudades

La ciudad, la polis, nos conforma como personas políticas en tanto que actuamos por un interés común. Etimológicamente “interés” procede de inter-esse, el espacio que existe entre tú y yo. El espacio público es entonces espacio “intersección” de asuntos comunes. El espacio político se construye a partir de ese espacio común de intereses mediante la lexis y la praxis, el diálogo y la acción.

Hablar de ciudades es hablar esencialmente de espacio público, de espacio de representación, de espacio político. Es el lugar donde suceden las cosas y el lugar que potencia nuestras capacidades ciudadanas de relación con el entorno social y natural. Es el lugar privilegiado para el desarrollo y visibilización de las capacidades políticas, también para las mujeres. Abordar las formas de violencia hacia las mujeres en el espacio urbano pretende poner sobre la mesa nuestras preocupaciones espaciales, de relación con el espacio, con la escala de planificación y la percepción individual, en tanto que mujeres, de las políticas de organización y gestión de las ciudades.

La violencia en las ciudades mantiene aún un sesgo mayoritariamente masculino, en tanto que sujeto y objeto de dicha violencia; sin embargo es la percepción de ésta, en tanto que generadora de miedos, lo que limita la vida de las mujeres, y no la de los hombres, en los espacios públicos y supone un detrimento importante de sus derechos fundamentales. El más importante de ellos aprobado como nuevo derecho humano en la Convención de Belém do Pará en 1994 es "el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia".

La violencia que percibimos las mujeres en las ciudades nos hace sentir vulnerables, inseguras, sabedoras de la presencia de peligros que acechan nuestra integridad física y psíquica. Es el miedo a ser asaltada, a ser agredida sexualmente, a ser acosada verbalmente o físicamente. Miedos ante los que las mujeres hemos desarrollado un principio de precaución que nos lleva a “evitar” el peligro limitando nuestra presencia en el espacio público.

Para potenciar el desarrollo de la democracia ciudadana es fundamental promover la presencia de las mujeres en este espacio público. La acción positiva, la promoción del progreso de las ciudades, debe incorporar la visión de las mujeres en la planificación y gestión urbana de un modo integrador e innovador. Con ello será posible hacer visibles las diferencias, la diversidad enriquecedora, entre ser hombre y ser mujer, entre los roles asumidos, entre las necesidades y las capacidades respectivas. Permitirá además desarrollar el derecho de las mujeres a la ciudad que no es más que el derecho común a vivir en ciudades más equitativas, democráticas, sostenibles e inclusivas. Y, con ello, más libres de violencia.

Un vídeo realizado por el colectivo canadiense "Madres contra el cambio climático"

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