domingo, 7 de mayo de 2023

Concha Orcaray dispara

Hay algo tierno y violento en los collages que ha presentado Concha Orcaray en el Ateneo de Córdoba durante la última semana de abril. Las relaciones de ideas que propone la autora mediante imágenes "analógicas" avisan, por un lado, de un ready made, algo que estaba justo allí, listo para ser transformado en un mensaje instantáneo que nos apunta sin concesiones. Y, también, de algo que podríamos llamar "alrededores", de aquello que la autora ha querido, ha buscado, ha deseado, para aquello que no fue sino encontrado: los papeles de agua, el niño fumando para la cerilla, el anuncio de Coca-Cola para una felicitación que reniega de la Navidad. 

Propongo un juego de desconstrucción, antes que de interpretación, para relacionarnos con estas cápsulas de significados. Se trataría de encontrar aquella imagen que entendemos como vehículo, la que aporta tracción al sentido de la obra terminada, y aquellas otras que pretenden ser soporte, el sustrato que permite enraizar la idea. La finalidad de ambas imágenes podría ser intercambiada a criterio del que mira. Tampoco le otorgo más valor a unas que a otras, no creo que se trate de jerarquías, o de establecer un orden. Tan solo propongo jugar con los collages, recomponiendo mentalmente ese juego de significados a los que evocan, con ternura, a través de una sacudida.

Selfi

Selfi, por ejemplo, contiene la esencia de esto que he llamado "Concha Orcaray dispara", en este caso, me gusta pensar que el alrededor somos nosotros, los que miramos ensimismados el dedo que señala el gatillo. Porque un dedo que señala también puede presionar y desencadenar, alborotar.














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